28/12/09

POEMA SIN NOMBRE






Que ilusa suele ser la vida cuando se encuentra detrás de un ramo de rosas marchitas, que temprano nos despertamos de la mañana soleada, de las gaviotas furiosas y de la brisa incontestable.

Suelo caminar de prisa sin detenerme en el olvido, arranco un par de plantas muertas para sentirme un asesino. Hago lo que debo hacer, más no hago lo debido. Siento ganas de placer, más no me place sentir ganas.

Encuentro en una noche la luz de un nuevo día, encuentro en la mañana tan solo cuatro esquinas, tardo en recordar un par de ojos marrones que tal vez fueron pardos.

Lluvia de excesos y mar de camaleones, amargura de cebada que irrumpe en el laberinto, no me lleva a la salida, pero tampoco a los tiburones.

Mi yo y mi otro yo discuten el tratado, ya todo esta escrito y todo acordado. Parece terminar la guerra, los límites están trazados. Llegó la hora de las firmas, ¿alguien tiene un lápiz?

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